FUTURO IMPERFECTO
Para
él, el destino no era más que un hilo
que llevaba de un suceso pasado a otro presente. Lo supo desde muy pequeño
cuando, por ejemplo, entraba a la
cocina, a escondidas, para atiborrarse de chocolate y ese hilo —pensaba— lo
enlazaba a una madre algo monstruosa y sin corazón que no
cedía hasta que no se acabara la última cucharada de puré y el último trozo de
lo que hubiera en el plato.
En
eso consistía el destino.
Después,
con los años, comprobó que ese hilo no era tan predecible como suponía antes. Unía cosas sin relación como el que coge piezas al
azar de un puzle esturreado sobre la mesa.
Lo
único cierto de aquel hilo — seguía pensando— es que siempre conectaba sucesos
del pasado con los del presente.
Y
que eso conducía al futuro: un encadenamiento a las cosas de antes amarrándolas a las cosas de después.
También
comprobó que ese destino se entretenía en juntar opuestos. A una cosa bien hecha le unía algo injusto, o bien se podía hacer algo mal y ese hilo imaginario —que él creía tocar cuando soñaba— conducía a algo bueno.
Pero
en cuanto vio a esa chica supo enseguida
que el destino había roto con todo.
Nunca hizo nada tan malo, ni nada tan bueno como para que aquel hilo le
pusiera delante de sus ojos a esa mujer
tan cien por cien perfecta.
Aquella
joven era muy guapa. De cuerpo esbelto.
Estilosa. Reservada. Un regalo a la vista de cualquiera que tuviera ojos y
pudiera escuchar.
Una
pantera de ojos negros y cabello oscuro
que se movía con la elegancia de la fiera curtida en la selva pero encerrada,
ahora, en una jaula de cadenas forjadas por la vida que le había dejado prisionera, a su manera, de su pasado y
su presente.
Y
él, en aquella mujer de mirada profunda
y limpia, descubrió una belleza pura y
salvaje.
Un gran amor.
De
sus labios sabía que podía brotar toda la miel del mundo, pero también toda la
hiel. Sólo dependía de lo que se quisiera sorber.
Él
la quería escuchar
Ver, tocar
Oler
y sentir
Él
la quería amar.
Supo,
nada más verla, que aquella chica tan cien por cien perfecta era un tesoro,
pero conociendo como conocía al hilo de
su vida sabía también que lo mejor era dibujar un mapa y guardarlo o quemarlo.
Alejarse de allí sin siquiera intentar alcanzar a qué parte de su pasado había atado el hilo a
semejante mujer. Aquella silueta de hechura
soberbia y mirada brillante como la luz
de la luna llena desparramada sobre el mar que muestra el sendero que une la tierra con el cielo. Aquel hilo con el que jugaba el destino
juntado sus cosas se vengaba ahora, sin saber porqué , uniendo algo tan bello a un ángel.
Muy
lejos de su alcance.
Una mujer cien por cien perfecta era para él
un futuro con el que ni siquiera se atrevía a soñar. Por eso, con lágrimas amargas
quemándole la piel, lo plegó y lo guardó en un recoveco de su memoria.
Y así, de
esa manera, no perdería nunca a esa chica cien por cien perfecta en un futuro imperfecto.
Una historia desgarrada... bonita y triste a la vez, conmovedora. Para cuando una segunda parte con el desarrollo de la historia?. Sería posible un final más esperanzador? . Jeje
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