¿Existe el libre albedrío? ¿Puede el ser humano decidir libremente?
¿Existe
el libre albedrío? ¿Puede el ser humano decidir libremente?
Esta pregunta es todo un clásico
de la Filosofía y la Ciencia, en general,
a la que han intentado dar respuesta. Ahora, la neurociencia es la rama del
conocimiento que más puede aportar para resolver la cuestión porque la
capacidad de elegir y el libre albedrío residen en el cerebro. Concretamente en
la corteza prefrontal (frontopolar). El órgano más reciente de la evolución. Por cierto, en el campo de la Neurociencia, destaca como uno de los más brillantes el
español Joaquim Fuster (Barcelona, 1930)
Doctor en Medicina y filosofía y profesor de Neurociencia cognitiva en la
Universidad de Los Angeles (California).
Para enmarcar un poco la cuestión
decir que, a grandes rasgos desde la
Filosofía hay tres posturas, tres respuestas a la pregunta de si existe o no
existe el libre albedrío:
Determinismo: Rechaza la posibilidad de libre
albedrío. Todo lo que sucede es el resultado inevitable de unas causas previas.
Libertarismo: Afirma que existe el libre albedrío.
Entre estas dos corrientes estaría el determinismo blando que vendría a decir que con muchas matizaciones
y aun existiendo un Universo eminentemente determinista existe el libre
albredrío.
Spinoza no creía
en el libre albedrío. En una bella metáfora decía que el libre albedrío es una
ilusión. Como si una piedra creyera que eligió el sendero al que llegó por el
aire y el lugar del camino en el que se posó. Para Spinoza las elecciones en
la mente se hacen en función de los deseos y éstos se generan por unas
causas y a su vez estás por otras hasta
el infinito y el hombre al ser consciente de sus deseos cree que es libre pero
ignora todo lo relativo al porqué de sus deseos.
Hobbes creía en el libre albedrío y decía que se se ponía de manifiesto
cuando de una persona se espera que actúe de una determinada manera
y en cambio el sujeto en cuestión lo hace, por decisión propia, de otra manera
diferente.
Antes de que piensen su respuesta les presentaré un dato aportado por la
neurociencia: En un experimento con sujetos a los que se les pedía que eligieran que tecla
querían pulsar, (midiendo la
actividad eléctrica del cerebro) diez segundos antes de que las personas tomaran la
decisión de que tecla pulsar ya lo sabía
su cerebro y siete segundos antes de
hacerlo el cerebro ya había elegido con qué mano pulsarían la tecla. En otras
palabras, antes de ejecutar libremente un movimiento, nuestro cerebro ya lo ha
decidido. Esto dicho así parece que
puede desterrar la idea de que no existe el libre albedrío. Pero no es así, al menos no completamente. Parece ser que los tiros van por que la
mayoría de las decisiones son
inconscientes y que en cada decisión
hay dos etapas en la que la etapa consciente en la que decidimos o creemos
decidir es la más pequeña. La otra, la inconsciente y que realiza nuestro
cerebro es la etapa más profunda. Esto
es lo que afirma Jhon Dylan Haynes un prestigioso neurocientífico. Cuando nosotros creemos tomar una decisión,
en realidad, nuestro cerebro previamente ya ha trabajado mucho. Nuestro cerebro
procesa mucha información de manera inconsciente (en torno al 90% de lo que
percibimos). Cuando el ser humano decide
somos conscientes de el último paso en un largo proceso previo que de manera
inconsciente ha realizado nuestro cerebro.
En este punto lo que dice Joaquim Fuster es muy interesante:
La intuición tiene mucho que ver con el libre albedrío. La intuición como
razonamiento inconsciente, fundado en corazonadas, señales que percibe el
individuo de manera incosciente aporta información al cerebro para que este
tome decisiones y en este aspecto la mujer es más intuitiva que el varón. Captan
más señales del entorno y responden mejor a él.
Para Joaquim Fuster a la pregunta de si existe el libre albedrío responde
que sí, pero con matices, por la sencilla razón de que nuestro cerebro como
estructura física tiene sus limitaciones y está influenciado por factores
biológicos, psicológicos, educativos, culturales, de memoria, lenguaje,
perceptivos, etc. En suma, que nuestro sistema nervioso se moldea en una
interacción con el medio externo y eso condiciona nuestro libre albedrío. Es lo
que Ortega y Gasset decía con su frase "Yo soy yo y mi circunstancia".
En este sentido Joaquim Fuster dice en otra hermosa frase: "El cerebro
tiene mucho que ver con el destino". Según procese la información nuestro cerebro y responda, así
tomaremos unas decisiones u otras. ¿Por
qué algunas personas pueden resistir la atracción de los placeres inmediatos y
postergarlos para perseguir objetivos a largo plazo, mientras que otros
sucumben fácilmente? Según Joaquim Fuster porque en algunas personas la
corteza prefrontal se ha ejercitado intensamente en los años de la infancia y
la adolescencia. (Corteza prefrontal que
no madura por completo hasta la tercera década de la vida). Mientras que en
otros individuos los impulsos biológicos, las hormonas, los instintos
prevalecen porque tienen más poder, más potencia, más presencia en el curso de
sus vidas.
En este sentido es muy conocido el experimento realizado hace ya varias
décadas en el que se le ofrecían a niños unos caramelos y les decían que si no
se los comían y se esperaban un determinado tiempo, como premio, le daría más
caramelos. Unos niños no podían esperar
apenas nada y otros en cambio mucho. Aquellos que podían esperar más tiempo se comprobó
muchos años después que progresaron más social y económicamente que los que no
podían esperar. (Capacidad para retrasar la gratificación).
Me quedo con lo que dice José Antonio Marina: la libertad reside en la
capacidad de decir no. Podremos recibir muchas influencias para realizar tal o
cual acción pero siempre en última instancia podemos, en el ejercicio de
nuestra libertad decir no. Es decir, la capacidad de inhibir el impulso que nos
llevaría a realizar una determinada acción. Existen algunos trastornos de la
conducta como las manías obsesivo compulsivas en las que los pacientes aun en
contra de su voluntad se ven impelidos a realizar determinadas conductas (que
las desean) una y otra vez como lavarse las manos, o comprobar que han cerrado
los grifos o la puerta, etc.
¿Qué opinan? ¿Somos libres o no? ¿La libertad es un espejismo? ¿Somos
libres a medias?
interesante, algún día te contaré mi experiencia con la neuroemocion.. investiga sobre la biodescodifícación genética. je , je
ResponderEliminarInteresante el tema. Yo me quedaría con eso de sí pero con limitaciones.Es posible que exista,en principio,pero estamos tan condicionados por "las circunstancias" que difícilmente podremos decir que hemos elegido libremente. Sin ir más lejos,aunque tal vez no os interesa el tema, con la toma de posesión del nuevo rey se ha hablado mucho de si ha hecho esto o aquello por voluntad propia,si ha dicho lo que quería o lo que debía,por qué no estuvo su padre en el Congreso de los Diputados, por qué hizo el viaje hasta el palacio Real en coche descubierto......todo el mundo buscando los tres pies al gato de lo que dijo o hizo. Yo me pregunto ¿pudo tomar ,de verdad, decisiones propias? ¿No lo rodean cientos de "circunstancias"que lo obligaron a "elegir" ?
ResponderEliminarTambién estoy de acuerdo con eso de que la mujer abarca más ¡Si yo contara!
En fin,es este un tema muy arduo para contestar sin meditar bastante.