EDUCACIÓN: ENSEÑAR, APRENDER Y MOTIVAR
EDUCACIÓN: ENSEÑAR, APRENDER Y MOTIVAR
Un profesor de pedagogía en EEUU
el primer día de clase les dijo a sus alumnos, futuros maestros: <<Este verano he enseñado a mi perro a hablar, quieren una pequeña demostración>> los
alumnos respondieron naturalmente de
manera afirmativa. El profesor abandonó la clase y al poco regresó acompañado
de su perro. Éste se paseó por mitad del
estrado y permaneció en silencio durante cinco minutos ante la atenta mirada de
los alumnos. Pasó mas tiempo y el perro se tumbó y siguió en silencio ante lo
cual uno de los alumnos al fin se atrevió
a protestarle al profesor <> Profesor, su perro no habla nada. Ante lo
cual, el profesor muy serio respondió:<> Yo he dicho que le he enseñado a hablar no que aprendiera.
Esto es muy importante: la labor de los docentes no es
enseñar, es conseguir que nuestros alumnos aprendan. Los profesores
podemos llenar muchas pizarras de fórmulas, conceptos, esquemas, etc. Otra cosa
es lo que los alumnos aprendan. Y esto puede explicar en parte las altas tasas
de fracaso escolar. Y ya puestos, es crucial que desde las escuelas y las
familias se enseñe lo mismo.
Otro ejemplo que ahonda entre lo
que se enseña y lo que se aprende la
protagonizó a principios del siglo XX en Alemania el caballo Clever
Hans al que su dueño Wihelm Von Osten dijo haberle
enseñado las cuatro reglas: sumar,
restar, multiplicar y dividir. Una
comisión de científicos fue a comprobarlo y emitió, con reticencias, un informe
en el admitía que, aunque no sabían cómo,
aquel caballo sabía de algún modo distinguir la respuesta correcta. Cuando al
animal le mostraban una cartulina con
una operación, por ejemplo 7x7, y después con cartulinas le mostraban respuestas falsas, el caballo
golpeaba el suelo con la pezuña cuando le presentaban la cartulina con la
respuesta correcta. Un miembro de la Academia se quedó estudiando al animal un
tiempo más, el psicólogo Oskar Pfungst, y halló la explicación lo que hacía el caballo
era, en realidad, responder directamente a señales involuntarias en el lenguaje
corporal de la persona que le planteaba las preguntas y las respuestas. Cuando
la persona que le enseñaba las cartulinas con las respuestas no sabía cuál era
la correcta entonces el porcentaje de aciertos del animal disminuía al 6%, en
cambio cuando la persona conocía la cartulina con la respuesta correcta el
acierto llegaba casi hasta el 90%. . En
piscología este fenómeno se ha llamado Efecto Clever Hans y ha supuesto que en
la experimentación se creara el método de "doble ciego" para evitar
que el propio experimentador conozca el resultado correcto y así no influir.
Otro aspecto en Educación ha sido
la corriente pendular con respecto a la memoria.
Esta últimamente ha sido muy criticada. Se ha denostado el aprendizaje de
memoria. Pero es un error. La memoria es la base de la inteligencia.
Está en el origen de la creatividad y de todos los procesos en los que
participa la inteligencia. Claro que es absurdo aprender algo de memoria, de
carretilla. Si cogemos una frase de diez palabras y las desordenamos nos costará
mucho trabajo memorizarlo mientras que con las palabras hilvanadas en la frase
será mucho más sencillo. Por tanto, el
primer paso para aprender es el comprender pero no podemos quedarnos ahí.
Después de comprenderlo hay que aprenderlo y para ello es fundamental la
memoria. Eso conecta con Internet y la
Educación. Se dice que en internet está toda la información y eso es
cierto, pero si no hay un aprendizaje previo por parte de alumno, toda este
caudal de información se pierde. Los griegos ya lo sabían y por eso decían “ Si no sabemos qué es lo inesperado cuando
éste se nos presente no sabremos distinguirlo”. Un burro con internet
seguirá siendo un burro. Y esta comparación, desgraciadamente, ahora con la
proliferación de las redes sociales queda más patente que nunca, con la
cantidad de ignominias y exabruptos vertidos a través de ellas, ante noticias
que deberían promover a una reflexión profunda.
En el mundo educativo después de
la inclusión de las tecnologías de la información y la comunicación (las TIC) ahora se está dando el
paso a las (TAC) tecnologías del aprendizaje y el conocimiento. Está claro: el conocimiento es la base de
cualquier proceso y actividad. Otro ejemplo más relacionado con la memoria es la creatividad. La creatividad
tiene reglas y hábitos. Y conviene discernir en qué facetas se puede ser
creativo y en cuáles no. Aprender a multiplicar no es desde luego algo
creativo, ha de aprenderlo uno así. Aunque hay métodos como el ABN que pueden
ser una excepción. La contabilidad de las empresas y de la economía no puede
ser creativo porque si no pasa lo que ha pasado con la crisis al desligar la
economía real y productiva de la financiera. Pero en otros muchos campos sí
conviene ser creativos y ahí podemos aprender mucho de los poetas que nos acercan
su mirada especial y diferente a cosas cotidianas que todos vemos pero que no
se nos ocurre. Al profesor José Antonio Marina muchos de sus alumnos le
recordaban no por sus clases de
filosofía si no por llevar a clase a una alcachofa. Él les leía la "Oda a
la alcachofa" de Pablo Neruda:
"La alcachofa de tierno corazón se
vistió de guerrero erecta, construyó una pequeña cúpula se mantuvo impermeable
bajos sus escamas..."
pero resulta que los niños de hoy
día sólo conocen la alcachofa de lata y por eso no entendían bien la metáfora.
No es necesario que los alumnos aprendan poesía, ni que se vayan al amanecer y
al atardecer a la orilla a escribir versos
pero sí que aprendan a mirar las cosas cotidianas con otros ojos porque
así comprenderán mejor la realidad y serán más creativos. Nuestro cerebro no
puede no pensar. Hagan la prueba... intenten quedarse en blanco un minuto.
Verán cómo no pueden.
¿Y cómo engarzamos la educación con la motivación?
Es absurdo pretender, en la
mayoría de los casos, que nuestros alumnos sientan fascinación por las matrices
o por las ecuaciones de segundo grado o por la clasificación, sistemática y
nomenclatura de los cinco reinos de los seres vivos o sobre el ciclo litogenético
de las rocas y por eso se suele decir que nuestros adolescentes son apáticos y
desmotivados pero esto no es cierto. Nuestros adolescentes está muy motivados
para según qué cosas. Por tanto tendremos que intentar vincular el aprendizaje
a los esquemas básicos de motivación y a los deseos. Los deseos no se pueden
inventar, son los que son y aunque pueden ser muchos y variados, se pueden
agrupar en tres categorías. Es en estas tres categorías es donde tenemos que
procurar engarzar el aprendizaje para que sea motivador. El recurso de “Te
compro la bicicleta si apruebas el curso” en algunos casos puede valer, pero tiene
el riesgo de que condicionan la respuesta al estímulo y nuestros alumnos,
todos, deben aprender también que muchas veces las cosas hay que hacerlas
aunque no nos apetezca. Hay que hacerlas porque debemos.
Bien, decíamos, estas tres
categorías de deseos son:
1. El
tener las necesidades básicas cubiertas.
2. El
sentirnos dentro de un grupo, queridos y valorados.
3. Sentir
que progresamos.
Muchas veces, en nuestras clases,
hay alumnos completamente apáticos y desvinculados del grupo, que asisten de
manera totalmente pasiva a las clases. Si conseguimos descubrir alguna afición
suya o capacidad que puedan mostrar al resto de alumnos ya estamos dando un
paso muy importante para que se sienta dentro del grupo y que progresa y a
partir de ahí, engancharlo. Es muy interesante el libro de Daniel Pennac “Mal
de escuela”
En este libro el escritor cuenta
su experiencia escolar personal donde le consideraban un torpón de mucho
cuidado. Finalmente acabó en un internado, lo consideraban un fracasado. Y no
hacía más que meterse en líos hasta que
en ese internado un profesor de lengua le rescató del infierno. Él le dijo, a Daniel
“tú tienes una gran capacidad para crear historias. Siempre tienes alguna
explicación para los follones en los que te metes" Vamos a hacer una cosa: tú escribes cuentos
sin faltas de ortografía y yo te los corregiré como si fueran para un escritor
profesional. Ahí empezó el germen de este escritor. Que hasta entonces estaba
completamente desahuciado para el mundo educativo.
Sentirse dentro de un grupo y
sentir que progresamos es la clave para conseguir que nuestro alumnado se
interese por aprender cosas que de otra manera es complicado. Por eso es muy
importante que todos nuestros alumnos tengan una experiencia de éxito merecido.
Los profesores debemos ser lo suficientemente habilidosos para procurarle a
cada alumno en función de sus capacidades tareas y propuestas que no sean ni demasiado
fáciles (de ser así caeríamos en el elogio inmerecido) ni demasiado difíciles
para que se esfuercen en resolverlas y procurarles la satisfacción del éxito merecido. Sentir que progresamos
es uno de los elementos más motivadores que existen y ayuda a entrar en
dinámicas ascendentes de esfuerzo y superación.
Para saber más:
Espero que les haya resultado
interesante la entrada.
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